Antes lo intentamos y vimos en una semana que ella no estaba preparada para ello. Ni yo tampoco. Pero fue gracioso porque la misma maestra de ese centro me comentaba que: "claro, si tu no trabajas, ella esta mejor contigo...". Lo que me hace pensar en que si los propios trabajadores de las guarderías, a veces, son capaces de decirte esto, pues será por algo... Independientemente de que, como he dicho muchas veces, existan casos en que por autentica necesidad necesitemos dejar a nuestros hijos en las guarderías. Pero creo que nuestro actual estilo de vida nos hace, en general, concebir este tipo de salida como bueno, saludable, ideal para los niños que van hacer muchas cosas y a saber muchas cosas, etc.
El mismo mensaje me daban ayer en la residencia donde está ingresada mi abuela. Los viejos molestan, no tenemos tiempos para ellos, están más cuidados en la residencia, mejor atendidos, tú no tienes tiempo para ellos... Igual.
No me puedo quitar la imagen de mi abuela sentada a oscuras en el comedor, en una esquina, encogida como un pajarito diciendome: "fijese, tengo una nieta que se parece mucho a usted...". Cuando ya me reconoció se alegro de que estuviésemos allí el tiempo que su memoria, con 92 años, le deja recordar. Nos dio notas de su sentido del humor, de su genio y figura, pero también me expresó su tristeza por estar allí.
Había más abuelas, unas emocionadas porque su nieto había salido en el periódico local de Cuarte, otras diciendo que se iban a ir andando a su casa y mi abuela diciendo: "qué bonitas estaban las flores en la tapia".
El mensaje es claro: no hay tiempo para atender a los abuelos. Llevamos una vida muy estresante, mucho trabajo, necesitamos atesorar muchas cosas materiales y eso nos lleva a enviar, recibir y transmitir el mensaje de que no hay tiempo para cuidar a los hijos, pero desde luego menos para atender a los ancianos. Si cuidar un hijo es gratificante pero es duro (hay que ser sinceros) cuidar de un anciano es duro y menos gratificante. Pero si estamos intentando cambiar la forma de venir a este mundo para hacerlo más humano, tras mi experiencia de ayer tengo más claro que también debemos cambiar la forma de irnos del mismo.
Tras estar por la mañana con mi abuela, comiendo, mi madre me preguntó: "¿tú querrías estar en un sitio así?". Le dije que no. Cierto que pueden existir circunstancias, lo mismo que la madre que no tiene más salida que irse a trabajar y tiene que dejar a su hijo en la guardería. Pero, si nos preguntasen, la mayoría preferiríamos estar en nuestra casa, con nuestras cosas, rodeados de los nuestros, e irnos apagando como una vela que se le acaba la mecha, poco a poco y suavemente. Mi abuela no tenía nada personal en su habitación y no me refiero a cosas, sino a recuerdos: fotos de su marido y de su hija, de sus nietos... ¡¡nada!!. Ni su mecedora donde se echaba cabezaditas en su casa de Zaragoza. Nada. Nada que la recordase su casa. Bien porque el centro no lo permite, bien porque no se lo han llevado.
La directora del centro le decía a mi madre que no se dejase llevar por la primera impresión. Quizás yo lo he hecho pero sé que hay mejores formas de esperar a la muerte o al menos con más dignidad y siempre rodeada de más amor, el amor de los tuyos.
Mientras, ella sale al pórtico, deja pasar los días y se zambulle en su memoria recordando sus tiempos en que estaba en el Servicio Doméstico de Logroño...
Tu nieta que nunca te olvida